La tendencia descendente del comercio mundial de bienes en los últimos años ha sido propiciada por las fuertes diferencias entre Estados Unidos y China en política comercial, así como también por la gran transformación económica del gigante asiático, que derivó en una menor dependencia del resto del mundo. Más recientemente, en 2020, el comercio de bienes empeoró la caída al retroceder 5,1% como consecuencia del COVID-19, para luego repuntar por la recuperación de la pandemia un 9,4% en 2021, marcando la mayor expansión desde 2010.

En 2022 el intercambio comercial global creció apenas 2,7%, lo que llevó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) a advertir sobre la pronunciada baja del comercio internacional en los últimos meses de dicho año. Este pobre crecimiento fue marcado por diferentes acontecimientos, que incluyen el conflicto entre Ucrania y Rusia —que tuvo su correlato en el fuerte aumento de precios de alimentos y energía—, las políticas implementadas por los bancos centrales para contener la inflación y las restricciones en China a causa del rebrote de COVID.

Para 2023, el organismo espera que el comercio siga desacelerando aunque manteniéndose en terreno positivo, creciendo apenas 1,7% respecto a 2022. Esta cifra, sin embargo, es algo más alta de la que se estimaba unos meses atrás, fundamentalmente por la reapertura de la economía china luego de las restricciones que regían por el rebrote del COVID. Para el año 2024, se espera un ligero repunte del comercio del orden de 3,2%, de la mano de una mejora en el nivel de actividad global (BBVAe = 3,3%) y la gradual recomposición de las cadenas de suministros que se destruyeron durante la pandemia. Esta previsión no está exenta de riesgos, asociados a las crecientes tensiones políticas, mayor volatilidad financiera y endurecimiento de la política monetaria en diferentes países.

La evolución del comercio exterior uruguayo ha sufrido también por este pobre desempeño del intercambio global de bienes desde 2008. Al observar la composición del flujo comercial uruguayo y sus destinos, resalta la preponderancia ganada por la soja y la celulosa. Paralelamente se produjo un reordenamiento en la relevancia de sus socios comerciales con la consolidación de China como principal comprador y una mayor participación de Estados Unidos, lo que permitió un desacople de la región.

En los últimos dos años, Uruguay ha tenido un fuerte crecimiento tanto de exportaciones como de importaciones que, al examinar en detalle, se evidencia que fue motorizado en gran parte por el aumento del precio de los productos transables. Con esta particularidad las exportaciones alcanzaron un récord histórico en 2022 al llegar a US$ 13.356 millones (de los cuales más de US$ 2.100 millones corresponden a zonas francas) en tanto que las importaciones totalizaron US$ 12.973 millones.

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